Tamara de Lempicka: Arte y Joyas
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¿Nunca has oído hablar de Tamara de Lempicka?
Pues deja que te cuente, esta mujer era pura elegancia, postureo, genialidad y sus obras siguen siendo muy modernas incluso después de casi cien años.
Conocida como la "Baronesa del Art Déco", Lempicka encarna la fusión entre la innovación artística y el amor por lo exquisito. Su historia, llena de giros y secretos, añade misterio a su leyenda. Bajo su nombre adoptado, ocultaba su origen ruso en una Europa fragmentada por la Revolución y la caída de los imperios. Su vida comenzó en 1895, aunque convenció al mismísimo The New York Times que había nacido e 1906,y así lo publicó en su obituario.
Tamara de Lempicka fue como la reina del estilo de su época. Imagínate a alguien que mezcla la innovación artística con un gusto exquisito por lo lujoso. Era una mujer enigmática que dejó una huella imborrable en el siglo XX.
Lempicka experimentó en un mundo nuevo y moderno de salones de Jazz, bailes como el Charleston, el Gran Gatsby, F. Scott Fitzgerald, el edificio Chrysler y el Radio City Hall en América. Ella vivió y contribuyó al Art Decó de los años 20 con sus motivos geométricos de estilo clásico, simétrico, rectilíneo, y colores llamativos y brillantes.
No solo era una artista, sino que también desafiaba las normas sociales. Lempicka no se cortaba un pelo y se movía por los salones más chic de París en una época en la que la sociedad era más cerrada y restringía a las mujeres. Con su personalidad arrolladora y su estilo inconfundible, se convirtió en un icono que dejó huella.
Durante los años 20, esta mujer se convirtió en un faro cultural y artístico. Los retratos innovadores que pintaba eran codiciados por la alta sociedad, y su agenda estaba abarrotada de encargos. Rompía con las expectativas de la sociedad hacia las mujeres y transmitía un mensaje de empoderamiento en cada pincelada.
Lempicka vivió intensamente la época del Art Déco y se mezcló con otros movimientos artísticos como la Bauhaus, el cubismo y el futurismo. Era como un cóctel explosivo de todas estas corrientes. Creaba retratos que eran una locura de modernidad para esa época, fusionando lo tradicional con la publicidad, la iluminación fotográfica y detalles de la arquitectura urbana.
Pero, espera, esto no se trata solo de arte. Lempicka era adicta a las joyas y los accesorios, que eran parte fundamental de su vida y de su expresión artística. Cada joya, desde pulseras hasta collares, que lucía era como un sello de su personalidad y su independencia. Su talento no se limitaba a los pinceles, sabía elegir piezas que contaban historias propias. Para ella, las joyas y el arte estaban entrelazados en un baile que enriquecía sus obras maestras. Lempicka nos enseña que las joyas antiguas no son solo adornos bonitos, ¡sino símbolos de poder y expresión!
Su legado vive en la moda, el arte y hasta la cultura pop. Celebridades como Jack Nicholson, Barbara Streisand y Madonna son ávidos coleccionistas de su trabajo, porque saben que fue una pionera en expresarse con estilo.
La historia de Tamara de Lempicka nos recuerda que el arte y las joyas antiguas pueden ser una mezcla deliciosa de individualidad y creatividad que puede parecer un poco loca. Pero nos invita a explorar diferentes formas de expresarnos y a abrazar lo que nos hace únicos. En un mundo que cambia a toda velocidad, su legado brilla como un faro que nos guía a ser auténticos y apasionados en cada rincón de la vida. ¡Vamos, dejemos nuestra huella al estilo Lempicka!